Saturday, July 15, 2006


Mulholland Drive
un film de David Lynch




Rescatada de los rincones más insondables del universo onírico, "Mulholland Drive" es una película para disfrute de aquellos que alguna vez se han levantado sobresaltados de la cama fascinados por un sueño que se ha esfumado en tan sólo un instante, y cuya aspiración es poder algún día retener ese mundo fascinante para repasarlo una y otra vez, analizarlo y complacerse de la complejidad del cerebro humano.
Sí, David Lynch ha conseguido esta vez hacer un delirio en su mejor tradición, pero que tiene la paradoja de ser perfectamente coherente. Eso no la exime, por supuesto, de estar abierta a todo tipo de interpretaciones, a hacer de la ambigüedad su principal arma para atrapar al espectador. Y vaya si lo atrapa. Desde el momento en que Betty desembarca en Hollywood para cumplir su sueño de llegar a ser una gran estrella y encuentra en el apartamento de su tía a Rita, todo entrará en una laberíntica trama que nos deja con la boca abierta y estimula enormemente nuestro cerebro, ansioso de encontrar una explicación y voraz por no dejar escapar cada detalle que, como bien sabemos, encontrará más tarde su explicación, su respuesta.
Porque, aunque a veces no lo parezca, nada está en el cine de Lynch por casualidad. Todo tiene su cómo y su porqué, porque el universo creado en "Mulholland Drive" no es trivialmente onírico, sino que representa la hipocresía, el espejismo que campa a sus anchas por los grandes estudios de Hollywood. A modo de aventura atormentada, de fantasía febril, la mente turbadora y diabólicamente inteligente del director afila un gran dardo contra la industria. Porque esta vez ha planteado una serie de piezas que encajan a la perfección, pero a las que el espectador habrá de dar la interpretación global, totalmente subjetiva, pero siempre interesante. Son tantas las aristas y los recovecos que esconde el genial guión de "Mulholland Drive", las pistas y los señuelos, que cada espectador agarrará lo que le resulte más sugerente, significativo o similar a su propia experiencia. Así, la historia de amor-admiración entre las dos actrices propone todo un calidoscopio de sentimientos y miserias humanas, hasta alzarse como un retrato de la especie en su voraz instinto de supervivencia, en su desesperada búsqueda del amor y del éxito, en su vertiginosa caída hacia la soledad.
Además de esta potencia argumental más que considerable y absolutamente parcial, puesto que no es más que una perspectiva más, Lynch consigue que la película fascine desde el primer momento gracias a un estilo visual único, que nos sumerge en el ecosistema paranoide y palpitante que todos llevamos en nuestro interior pero que jamás sabríamos explicar. Planos rocambolescos, iluminación hipnótica, decorados surrealistas y personajes entre lo grotesco y lo idealizado nos convencen de que la película es una obra maestra nada más acabar la proyección, cuando aún no hemos engarzado los cabos del argumento, porque hemos vivido una experiencia cinematográfica insólita. Por ello, cuando, tras horas de meditación y procesamiento de cada detalle que el filme expresa apreciamos también su gran complejidad temática, la impresión que conservamos de esta película es simplemente colosal, una pieza de orfebre que ha conmocionado todos nuestros esquemas previos. Y todo gracias a la soberbia dirección, a esa magnífica e insobornable personalidad que es David Lynch, responsable absoluto de un cine que no conoce barreras, que es siempre innovador y ofrece al cinéfilo la gran esperanza de que en este arte no todo está inventado.

No comments: